luchar contra lo que tenemos delante es complicado; pero pelear contra el cadáver de los momentos que se han oxidado, y no tienen intención de regresar, es prácticamente imposible cuando el recuerdo te atraviesa el ombligo y hasta las uñas. el corazón parece hecho de plastilina: maleable ante las huellas de la memoria que se dibujan sobre él dejándolo sin oxígeno.
sin inspiración.
es entonces cuando se distinguen dos tipos de personas: las que tienen agallas, y las que simplemente no. vivir es a veces irónico y siempre inexacto, pero no debería ser una utopía. esto es un mercado de sensaciones de alquiler que se malgastan en cualquier boca sin derecho a las devoluciones. esto es un mar de emociones que te atrapa malicioso en su espiral de adicciones, y hay que ser un pez para poder sobrevivir al torrente de desilusiones.
jueves, 23 de julio de 2009
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
6 comentarios:
Brutal, ya te lo he dicho, me gusta como escribes, supongo que la inspiración no es la misma para todas las artes...
Bueno, salu2!
y tan rapido como peces lograremos escapar
un beso
Vaya eso del mercado de las emociones, me ha dejado intrigado, y muy ami pesar en este verano tan brutal, desenfrenado y cadencioso, al final pensamos undirnos un poco el el hueco que deja la verdad.
sabes maja, escribes bien, tienes un talento que os compromete a seguir escribiendo.
igual ya estoy contigo.
te sigo.
Gracias por tu visita y tus palabras en uno de mis blogs.
He recorrido tu blog y sorprende tu delicadeza en el relato y como haces que lo expresado sea tan cercano hasta hacerse propio de quien lo lee.
Un beso.
Para ser peces, paisana, hay que tener agallas, me gusta como escribes,
Dos besos.
Darío.
Un pez espada.
Y gozar de una memoria agujereada.
Eso.
Publicar un comentario